OPINIÓN -23/11/2008 - Actualizada a las 07:41

Tiempos de gestión

Evaluar al empleado público

Ignacio Morán Rubio

Hay quien piensa que desde la actual condición de cargo político no debiera hablar de ciertas cosas sino llevarlas a efecto. No resulta tan fácil. Siempre he creído, y sigo haciéndolo, que un responsable político debe ofrecer a la ciudadanía algo más que gestión. Una cosa es el conocimiento, el debate de ideas, los objetivos… y otra bien distinta las posibilidades, la realidad, la priorización de las necesidades del corto plazo. Aun a riesgo de esa incomprensión, considero indiscutible la necesidad de ofrecer camino hacia otros retos de mejora y nuevas metas organizativas, por escondidas que estén entre intereses o prácticas poco ortodoxas. Que nadie se empeñe en ponerle puertas al campo, no será posible.

En varias ocasiones me he referido al Estatuto Básico del Empleado Público (Ley 7/2007) como la gran oportunidad de modernizar las administraciones, en aspectos tan fundamentales como la representación y negociación, los códigos de conducta, la movilidad…pero quizás sea la necesidad de evaluar el desempeño profesional del empleado/a el elemento fundamental que va a permitir, en el medio plazo, esa modernización.

En el artículo 20 de esta ley se establece la necesidad de evaluar a los empleados/as el desempeño de sus tareas. Esta evaluación determinará “…la carrera profesional horizontal, la formación, la provisión de puestos de trabajo, las retribuciones complementarias, la continuidad en el puesto obtenido por concurso…” Igualmente se previene en el apartado 2 de este artículo que la evaluación de los empleados/as se hará atendiendo a “criterios de transparencia, objetividad, imparcialidad y no discriminación…”.

¿En qué ha de consistir esta evaluación? ¿Quién o quienes habrían de hacerla y bajo qué supervisión? ¿Qué aspectos habrían de evaluarse? ¿Qué se está haciendo en otras administraciones?... En todo caso, parece claro que evaluar es medir la actitud y la aptitud, el rendimiento o los resultados alcanzados por los empleados/as por cualquier procedimiento que se ajuste a lo señalado en la ley. También puede afirmarse que ya son muchas las instituciones locales que tienen respuesta a estas y otras cuestiones y que han decidido poner la evaluación de sus empleados/as entre los objetivos prioritarios de su agenda de gobierno.

Sin duda un proceso complejo, para algunos una revolución “peligrosa” que habría que abortar. Ni una cosa ni la otra. Ha de ser un procedimiento acordado, participativo, realista, que genere motivación en la mayoría pero que, necesariamente, introduzca variables de competencia y actualización individual en el desempeño de los servicios públicos. Desde luego de las experiencias llevadas a cabo sólo se desprende satisfacción mayoritaria, mejor servicio y una mejor valoración ciudadana de la administración y también de sus empleados/as.

Ignacio Morán Rubio es director de Gobierno de Recursos Humanos y Relaciones Laborales del Ayuntamiento de Telde.