España

Sexo seguro, eutanasia, 'mobbing' y prostitución 'animarán' un anodino Congreso del PSOE

José L. Lobo 04/07/2008 06:00h

El 37º Congreso Federal del PSOE, que se inaugura hoy en Madrid, promete discurrir de forma tan plácida y anodina que las cábalas de los periodistas se centran no ya en averiguar la identidad del líder -que seguirá siendo un por ahora incontestable Rodríguez Zapatero-, o la del secretario de Organización -José Blanco tiene cuerda para rato-, sino en descubrir quién será el virtual número tres del partido, un puesto que ni siquiera existe, pero que tradicionalmente se ha atribuido al secretario de Relaciones Institucionales, y al que aspiran varios dirigentes prácticamente desconocidos y sin el menor tirón mediático.

El debate sobre quiénes entrarán y saldrán de la Ejecutiva carece, a priori, del interés que suscitaron otros congresos socialistas más recientes; sin ir más lejos, el del año 2000, cuando Zapatero, contra todo pronóstico, arrebató la Secretaría General a José Bono, a la que también aspiraban dos mujeres: Rosa Díez -hoy líder de UPyD- y la guerrista Matilde Fernández. La continuidad de Zapatero, Blanco y el presidente del partido, Manuel Chaves, está asegurada, al igual que la de Alfredo Pérez Rubalcaba y Carme Chacón, por lo que el núcleo duro de la dirección se mantendrá inalterable.

Así que, a falta de incógnitas sobre los pesos pesados de la dirección, la atención de este congreso se va a centrar en el debate de las más de 5.600 enmiendas presentadas por las bases del partido a la ponencia elaborada por el ex ministro de Trabajo Jesús Caldera, sobre todo aquéllas que tratan de arrastrar al PSOE hacia posiciones más a la izquierda del abanico ideológico. En este sentido, el Partido Socialista de Madrid (PSM), que encabeza Tomás Gómez, no sólo ha sido la federación más activa -ha presentado casi 800 enmiendas a la ponencia oficial-, sino también la más audaz en sus propuestas.

Suya es la enmienda que aboga por modificar la legislación sobre el aborto para introducir una ley de plazos que permita a las mujeres interrumpir libremente el embarazo durante las 12 primeras semanas de gestación, y que también apoyan -aunque sin hacer mención explícita a esa ley de plazos- las federaciones de Asturias, Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha y Galicia.

También son los socialistas madrileños quienes reclaman, en otra enmienda, emprender la "batalla definitiva" contra lo que definen como "la nueva lacra laboral del siglo XXI": el acoso en el trabajo. Y exigen en el texto que, antes de que acabe esta legislatura, el PSOE se comprometa a llevar al Parlamento una ley integral contra el acoso laboral o mobbing.

Otra enmienda del PSM aboga por la puesta en marcha de una "estrategia de salud sexual", especialmente dirigida a los adolescentes, para frenar las enfermedades de transmisión sexual y reducir las alarmantes cifras de embarazos no deseados entre las jóvenes. En su redacción se habla de garantizar el "uso universalizado de los métodos anticonceptivos", tanto masculinos como femeninos, para facilitar el sexo seguro, aunque la ponencia no menciona una promesa recurrente en el PSOE pero nunca hasta ahora materializada, y que el ministro de Sanidad, Bernat Soria, volvió a desempolvar durante la pasada campaña electoral: reducir el IVA de los preservativos del 7% actual al 4% -el llamado tipo superreducido- para que los condones sean más asequibles a los jóvenes.

Eutanasia y laicidad

Una docena de enmiendas, procedentes de distintas federaciones, piden "la regulación de una norma que garantice el derecho de las personas a una muerte digna", es decir, la legalización de la eutanasia. Y varias más reclaman al PSOE que promueva la "tolerancia cero" hacia la prostitución y se comprometa a erradicar esta práctica.

Pero sin duda uno de los paquetes de enmiendas más polémico es el que se refiere a la laicidad del Estado -y no a la mera aconfesionalidad consagrada en la Constitución-, porque se llega a reclamar la revisión de los actuales acuerdos con el Vaticano. "En un clima de diálogo sereno, hay que revisar los acuerdos entre el Estado español y la Santa Sede", apunta una de las enmiendas que se someterán a debate, "dando paso a nuevas formas de relación entre el Estado y la Iglesia, consonantes con una laicidad respetuosa con las tradiciones religiosas, pero exigente en la defensa de la autonomía del ámbito político respecto de las confesiones religiosas".

Cuando el ex ministro Caldera presentó, el pasado 24 de junio, la ponencia oficial que él mismo ha redactado, destacó que el hecho de que se hayan presentado más 5.600 enmiendas demuestra el "elevado nivel de participación democrática" de las bases del PSOE y el "enorme interés que muestran los militantes socialistas en participar en la definición de la línea política estratégica del partido". Pero se le olvidó mencionar que la mayoría de esas enmiendas, especialmente las más controvertidas -laicidad, aborto o eutanasia, entre otras-, tienen escasas posibilidades, por no decir nulas, de ser aprobadas, ya que, como dijo Caldera, ningún "verso suelto" puede interferir en "las líneas estratégicas y el programa electoral del partido". Y el PSOE, hoy por hoy, sigue siendo una formación muy cohesionada donde las disidencias, o no existen, o son ahogadas casi antes de nacer por un aparato que controla, hasta en sus más minúsculos resortes, el todopoderoso José Blanco.