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ECONOMÍA   

14 de Diciembre de 2005    


Hacienda teme una fuga masiva de capitales si se aplica el régimen de plusvalías propuesto por el PSOE

Carlos Sánchez

“Una modificación de la tributación del ahorro que empeore el régimen actualmente vigente llevará consigo una salida de capitales”. Así de contundente se muestra un reciente estudio encargado por el Instituto de Estudios Fiscales –dependiente del Ministerio de Hacienda- en el que desaconseja la aplicación del programa electoral del Partido Socialista en materia de ganancias o pérdidas patrimoniales (las antiguas plusvalías).

El estudio, firmado por la profesora Cristina de León Cabeta, descalifica la propuesta socialista por entender que “igualar el tratamiento de las plusvalías a las del resto de rentas” puede traer consigo “un claro riesgo de deslocalización del ahorro en general y de los contribuyentes con un mayor nivel de renta en particular”. Es decir, los efectos podrían ser devastadores para la Hacienda pública, ya que el ahorro podría buscar otros aposentos en países con menor carga fiscal.

La autora del artículo recuerda que en el programa electoral del PSOE se sostenía que las plusvalías recibirían el mismo tratamiento fiscal que el resto de fuentes de renta, al tiempo que se abrazaba la idea de aplicar un tipo único en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF). Aunque el tipo de gravamen no está explicitado en el programa electoral, éste podría situarse en el entorno del 30%. El modelo actual establece un tipo fijo del 15%, como regla general, sin corregir el efecto de la subida de los precios. El estudio es partidario de que se mantenga ese tipo, pero teniendo en cuenta la inflación y los gastos necesarios para la obtención de las citadas ganancias patrimoniales.

Pese al carácter electoral de la propuesta socialista, la posibilidad de aplicar un tipo único en el IRPF ya ha sido descartada por los propios responsables de Hacienda, que en su lugar hablan de crear tres o cuatro tramos (frente a los cinco actuales). El ministro Solbes ha adelantado que todas las rentas del capital (dividendos o seguros de vida) tendrán un mismo tratamiento fiscal -con un mínimo exento que no ha desvelado por el momento-, pero no tributarán como las del trabajo. La decisión última tendrá que ser tomada en el Consejo de Ministros, donde sin duda se producirá un debate de mayor calado político.

Progresividad del impuesto

Según el estudio publicado por el Instituto de Estudios Fiscales, la aplicación de una tarifa de carácter progresivo (pagar en función del nivel de renta) “llevaría consigo un problema de sobreimposición”, por lo que en la mayoría de países europeos se ha optado por equiparar su carga fiscal únicamente para aquellas ganancias patrimoniales obtenidas en cortos periodos de tiempo: uno o dos años.

El trabajo publicado por el Instituto de Estudios Fiscales reconoce que, en términos filosóficos, es más justo gravar por igual a todas las fuentes de renta. Ahora bien, dicho esto, advierte de que una medida así reduciría la recaudación a largo plazo y aumentaría el fraude fiscal, principalmente como consecuencia de que los niveles altos de renta optarían por sacar su dinero del país. “Podemos llegar a un impuesto futuro que no sólo recaudaría menos, sino que además recaería en mayor proporción sobre los niveles de contribuyentes medios ante la pérdida de los más acaudalados”.

En el caso español, el peso de las plusvalías respecto al conjunto del sistema impositivo no ha dejado de crecer en los últimos años, hasta representar el 5,1% de la base imponible total en el año 2000, cuando en 1991 apenas se alcanzaba el 1,3%.

La conclusión que saca la autora del estudio es que “el actual régimen es bastante adecuado a nuestra realidad”, ya que está en línea con los sistemas duales existentes en los países del entorno económico de España. Para garantizar la equidad en el tratamiento fiscal de las plusvalías, se proponen exenciones cuando las ganancias no superen un determinado nivel, lo que sería extensible a las plusvalías obtenidas en el momento de vender la vivienda habitual. De la misma manera, y teniendo en cuenta que se deben gravar exclusivamente las ganancias reales, se plantea la necesidad de que se descuente la inflación a la hora de calcular la plusvalía obtenida por la venta de un activo, e incluso “tener en cuenta posiblemente gastos ligados al mantenimiento de los patrimonios”.



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