Esos cretinos con los que te codeas' es la forma elegida por la irreverente Corinne Maier, autora del best
seller francés Buenos días, pereza, para llamar a sus compañeros de trabajo. Pero Maier no se queda ahí y
establece tres tipos de cretinos: los seguidores, que nunca toman la iniciativa; los molestos, que son los
que desorganizan y soliviantan los ánimos, y los perezosos, que buscan trabajar lo menos posible.
La verdad es que Maier no parece dejar mucho espacio al buen ambiente en la empresa y lo malo es que quizá
tenga algo de razón. Según el Barómetro Cisneros, que mide el hostigamiento laboral en España, uno de cada
tres casos de acoso psicológico en el trabajo se produce de un trabajador a otro.
Para Javier Pardo, director de Recursos Humanos de Adecco, la clave para desterrar los conflictos está en
'evitar que haya competencias solapadas'. En su opinión, 'la mayoría de los roces en el trabajo se produce
porque no están bien definidos los puestos de cada uno. Esto es una tarea que hay que hacer cada año'. Iñaki
Piñuel, psicólogo, director del Barómetro Cisneros y autor de libros sobre mobbing, cree que 'son las
organizaciones las que voluntariamente fomentan que los compañeros sean adversarios, se va a las guerras de
todos contra todos como forma de promocionar'.
Pero, como así señala Pardo, por encima de la organización están los conflictos de personalidad. La oficina
es un espacio como otro donde cada empleado aflora su forma de ser. Hay quien nunca sale con compañeros de
trabajo y quien hace de ellos sus amigos, quien cuenta al primero que se le pone a tiro toda su vida y otros
de los que se desconoce su segundo apellido. 'Nada de esto hace mejores o peores' a los empleados, explica
Pardo.
Más allá de las diferentes personalidades ¿qué pasa cuando dos compañeros se enzarzan en una agria discusión
a voces delante de otros colegas incluso jefes? Para los expertos, esto es el síntoma de un conflicto que no
se ha parado a tiempo. Pardo insiste en que 'es bueno hacer emerger los problemas y decirlo al jefe. Si se
calla un conflicto, el jefe lo va a notar en el rendimiento y puede pensar que es por falta de capacidad
propia y no por algo concreto'. Pardo aconseja acudir al departamento de recursos humanos porque es 'un
árbitro que promueve la comunicación'.
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Padecer difamaciones es
un síntoma de acoso
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Al tiempo, Pardo reconoce que 'es humano pensar que se es mejor que los demás y cuando uno sube y otro
no, siempre habrá quien se sienta ofendido. Aquí la empresa no puede hacer más que mostrar que el
ascenso ha sido justo'.
Para Piñuel, saber ver qué hay detrás de determinados rasgos de los compañeros puede servir para una
identificación temprana del acoso psicológico. 'Cuando se sufre acoso hay que hacerle frente, no hay
que paralizarse ni atacar, hay que saber que se es la víctima y que siempre se es inocente', explica.
Sufrir difamaciones o la amplificación de errores que son nimiedades son algunos síntomas de estar
cerca de un acosador. Siempre es bueno comunicarlo a la dirección. Pero, según explica Piñuel, 'hay
patrones típicos de comportamiento como ser temperamental, resuelto, sin complejos y profundamente
comprometido que se respeta y fomenta desde la organización y cuando son violentos, agresivos y tienen
ataques de ira, simplemente se les respeta porque se dice es que son así'. Este es un perfil de 'trabajador
tóxico' de los que hay que huir como de la peste. A quien dude que pueda estar en el lado de los
acosadores Piñuel les dice 'no es posible descubrirse por sorpresa como acosador, esto no se hace por
casualidad'.
Perfiles: Los más propensos a ser hostigadores
Los reyes del atractivo y el encanto personal
Un día llega al trabajo y varias personas no le dirigen la palabra. Otro día, le desaparece la información
que tenía que entregar, y al tercero, entra en una sala con gente y al verle se callan y se van. Es muy
posible que esté siendo víctima del peor perfil de acosador, el psicópata organizacional. Externamente
son personas de gran encanto y con capacidad de seducción. Por dentro, tienen profundamente alterada su
ética y si tienen que eliminar a alguien ni lo dudan ni tienen remordimiento. Son grandes mentirosos que
tienen su arma en los rumores dañinos con los que envenenan el ambiente y con los que desacreditan a
sus víctimas.
Los narcisistas que sufren con el éxito ajeno
Por un profundo complejo de inferioridad, el éxito de un compañero lo viven como un agravio, con dolor
y tristeza. Así son los narcisistas, acosadores en potencia que tienen la necesidad de eliminar a todos
los que les recuerdan que ellos no valen. Según Piñuel, este perfil se está dando ahora mucho porque la
sociedad valora y promueve el éxito y quien no lo alcanza se convierte en una persona defraudada. A los
narcisistas se les descubre porque son arrogantes y sabelotodo, intentan contrarrestar su falta de
conocimiento con parecer que saben de todo. Como en los otros casos, su forma de acosar empieza por
quitar méritos al éxito ajeno.
Quienes se sienten continuamente atacados
Bajo el lema no hay mejor defensa que un buen ataque, las personas que tienen el llamado 'estilo
atributivo hostil' desarrollan ataques preventivos frente a lo que sienten que son continuas ofensas
de sus colegas. Estas personas sufren una paranoia leve, explica Piñuel, y lejos de ser víctimas,
acosan para defenderse. Según Piñuel, hay empresas que fomentan esta situación cuando se fijan objetivos
individuales. Estos acosadores, que en realidad no sufren ataque alguno, son de los que dicen frases
como 'piensa mal y acertarás', 'la gente nunca es sincera', 'no hay que confiar en nadie más que en
uno mismo'.
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