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La Agencia Tributaria ha decidido dar un paso más para agilizar los siempre farragosos trámites a los que deben someterse tanto pequeños contribuyentes como todo tipo de empresas. La decisión de obligar a las sociedades de entre 25 y 50.000 trabajadores a presentar los datos sobre retenciones exclusivamente a través de internet supone un nuevo revulsivo al uso de las nuevas tecnologías y una buena prueba de por dónde irá el futuro de las relaciones entre la administración y los contribuyentes.
El uso de internet para comunicar datos de carácter personal conlleva normalmente un riesgo. Sin embargo, en este caso, la Agencia Tributaria cuenta con los más modernos métodos (codificación de la información) para aportar la máxima seguridad al ciudadano. Esto supone una garantía de que los datos encriptados del contribuyente no se desviarán hacia otros fines, como pudiera ocurrir si se utilizan otros canales como los soportes informáticos o la impresión de documentos.
Todo ello significa un primer paso para que, más pronto que tarde, todos los contribuyentes se relacionen con Hacienda por métodos telemáticos, lo que agilizará los trámites. Pero aún queda mucho por hacer. La mayor parte del tejido empresarial está compuesto por pymes con pocos recursos y escaso margen para perder tiempo en trámites burocráticos. Precisamente
este tipo de procedimientos ayudarán a hacer de la red un aliado de Hacienda, y de todos.
En todo caso, la premura con la que Hacienda quiere pasar del papel y el disquete a la red puede ocasionar problemas de gestión a las empresas, que deberían ser subsanados con la colaboración de la administración tributaria. Convendría en este caso, aún respetando los calendarios fijados, interpretar con flexibilidad la obligatoriedad para unos agentes económicos, las empresas, que funcionan desde hace muchos años como intermediarios tributarios sin contrapartida administrativa alguna.
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