La Comisión Europea está decidida a erradicar las barreras legales que impiden a las empresas trasladarse de un país comunitario a otro. Bruselas prepara un proyecto de directiva que permitirá la transferencia del domicilio social sin los onerosos trámites actuales y, sobre todo, sin la necesidad de proceder a la liquidación de la empresa en el país de origen.
La CE ha iniciado un proceso de consulta (que expira el 15 de abril) como paso previo a una directiva que otorgará a las grandes empresas la misma libertad de movimiento que disfruta un autónomo. Esa flexibilidad no es posible ahora porque las empresas sólo tienen la personalidad legal que regula cada legislación nacional. Bruselas desea que las empresas puedan renunciar a su personalidad original, pero sin perderla hasta el momento en que han adquirido una nueva en otro país. De ese modo, se evita que tengan que proceder a la liquidación del negocio como paso previo al traslado.
La patronal europea, representada por Unice, 'ha acogido con satisfacción la propuesta'. 'Es un cambio que facilitará las decisiones de las empresas y permitirá que se aprovechen los recursos que ofrece cada país', elogian fuentes de Unice.
La iniciativa coincide con un momento peculiarmente sensible, pues a dos meses vista de la ampliación de la UE, el fantasma de la deslocalización de empresas recorre los actuales socios comunitarios. En principio, el impacto de la nueva ley debe limitarse a la localización de las sedes centrales de las empresas europeas.
Las ventajas fiscales parecen el reclamo más evidente y, en este terreno, alguno de los nuevos socios presentan una clara ventaja competitiva. Fuentes empresariales, sin embargo, resaltan que en la decisión de ubicación de la sede social el capítulo fiscal no es el decisivo. 'Desde el capital humano disponible hasta las infraestructuras locales influyen más, pasando, cómo no, por los factores políticos que influyen en la elección de la sede'. La directiva supeditará el traslado a una decisión aprobada por la junta general de la empresa.
La operación será neutral desde el punto de vista fiscal y no afectará a las obligaciones de la compañía con terceros. Ni el país de origen ni el de acogida podrán coartar la libertad de movimiento de la empresa.
Alejados de Clinton
El partido demócrata siempre sigue los pasos dados por Bill Clinton en la presidencia, pero no en la cuestión del comercio. En la campaña el candidato, John Kerry, no deja de abogar por medidas proteccionistas muy alejadas de las posiciones del ex presidente.
Alegato de Bush a favor de la deslocalización
La migración de empresas hacia países de bajos costes laborales está provocando un profundo y emocional debate en EE UU. Ayer, el presidente George Bush hizo por primera vez un alegato público en defensa de la deslocalización empresarial en el Estado de Ohio, uno de los más castigados por el paro. 'Se que los trabajadores están preocupados por que sus trabajos se van fuera del país'. Pero acto seguido, Bush dijo que 'el aislacionismo económico' es un peligro para los trabajadores y argumentó que el camino de la globalización tiene dos vías al explicar que 6,4 millones de americanos trabajan para empresas extranjeras. Bush respondía al candidato demócrata John Kerry, que habla en campaña de revisar tratados comerciales e imponer cautelas proteccionistas para crear empleo. La cuestión divide también a las empresas. Las pymes dicen que la deslocalización les resta competitividad y la presión les obligará a rebajar sus costes aún más lo que incidirá en la ya anémica creación de empleo en EE UU. Las grandes firmas, por contra, protagonizan este éxodo a países como China, India o México.
|