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Estrella Económica - Economía 

3 de diciembre de 2003  



El beneficio de las empresas crece un 15,4% hasta septiembre, la mayor tasa desde 1998

Malo de Molina pide que la economía española pase del actual modelo intensivo en generación de empleo a otro que prime la productividad

El Banco de España ve problemas futuros de competitividad en el hecho de que más de la mitad de las grandes sociedades paguen salarios superiores al IPC

Las Claves

El banco ve confirmado que la economía gana impulso mientras las empresas se hacen fuertes, pero alerta sobre su 'atonía inversora'
Malo de Molina advierte de que la sostenibilidad de la economía española dentro de la UEM necesita más productividad

Los Datos

El BE descarta problemas de productividad por la inflación, aunque el actual diferencial con la UE puede restar competitividad
La entidad que dirige Caruana encuentra 'síntomas de cansancio' en el mercado laboral, con una cierta reactivación reciente

Estrella Digital/Agencias

Madrid

Las grandes empresas españolas ya demuestran con cifras que han superado el impacto de crisis como la de Latinoamérica y la primera gran factura de las licencias de UMTS. La prueba de ello, al menos según el último estudio de la Central de Balances del Banco de España, es que las empresas no financieras incrementaron en un 15,4% su resultado ordinario neto en los nueve primeros meses del año, lo que supone el mayor aumento registrado por esta rúbrica desde 1998 y casi triplicar la expansión del 5,6% contabilizada en igual periodo del año pasado. Sin embargo, el banco advierte de incertidumbres que todavía persisten, como la pérdida de competitividad que podría generar en las empresas un aumento de los costes salariales ajeno al IPC, o la falta de un modelo económico en el que la productividad sea aún más importante que la creación de empleo.

La gran diferencia con el año pasado que constata el Banco de España es la inexistencia en el 2003 de las altas cargas extraordinarias que penalizaron las cuentas del 2002, hasta reducir un 90% los beneficios, y al volver a "normalizarse la situación" en rúbricas de ingresos como los dividendos de participadas. Aunque no es posible la comparativa directa, este cambio de tendencia se observa en que el beneficio neto de las empresas no financieras entre enero y septiembre del 2003 supone un 32,2% del Valor Añadido Bruto (VAB) de la economía, frente al -0,4% que representó en los nueve primeros meses del año pasado.

En concreto, en el 2002, las provisiones se triplicaron para hacer frente a riesgos de pérdidas extraordinarias, sobre todo por la situación de crisis de ciertas economías de Latinoamérica, y para sanear inversiones "fallidas" en algunas industrias de red, como los proyectos de telefonía UMTS emprendidos en Europa. Al tiempo, las empresas han comenzado a "inyectar" en sus resultados los dividendos procedentes de sus filiales, después de que esta rúbrica cayese un 9,7% en el 2002 por los menores resultados de las subsidiarias y las desinversiones, frente al incremento del 40% que había alcanzado en el 2001.

Para el director general del Servicio de Estudios del Banco de España, José Luis Malo de Molina, estos resultados -elaborados sobre cifras de 750 empresas- confirman que la economía "ha entrado en una recuperación y dinamismo más elevado", acompañado por una "fuerte" generación de empleo, al tiempo que demuestran la "notable resistencia" frente a posibles escenarios de riesgos como el presentado por la crisis de las economías latinoamericanas. La capacidad de recuperación "con vigor" de las compañías y el "buen momento empresarial" dibuja además, a su entender, un panorama "favorable para que la recuperación económica y empresarial continúe ganando fuerza a media que se recupere el contexto internacional".

Atonía inversora

Entre los factores menos pujantes, Malo de Molina señala la debilidad de las exportaciones y la ralentización del sector manufacturero e industrial, afectado posiblemente por el decaimiento de los mercados exteriores. Sin embargo, en su opinión el rasgo más débil del panorama empresarial es "la atonía inversora que todavía registran las compañías", con una recuperación "vacilante" que atribuyó al propio descenso de los beneficios por las dotaciones realizadas en el pasado o a que las sociedades pueden creer que no se han despejado aún las incertidumbres, principalmente en los mercados de la zona euro a los que dirigen sus exportaciones.

Así, admitió que el tirón de la demanda interna puede resultar insuficiente para impulsar esa inversión, en cuya contención puede también influir el nivel de endeudamiento alcanzado por las empresas, que sigue creciendo en cotas "moderadas". A juicio de Malo de Molina, este nivel de endeudamiento "no reporta riesgo para la solidez patrimonial o el crecimiento de las empresas", pero podría hacerlo "si su crecimiento inhibiera las decisiones de inversión". En este sentido, señaló que las condiciones financieras son las más favorables para la inversión y consideró "deseable" que la inversión en bienes de equipo esté más equilibrada porque es un componente "fundamental" para mejorar la productividad y para favorecer el dinamismo de la propia economía.

Salarios y competitividad

En su informe de coyuntura de noviembre, el Banco de España destaca también el hecho de que en los primeros nueve meses del año, los salarios crecieran por encima del IPC en el 57,5% de las 750 empresas que han participado en la Central de Balances, algo que, según entiende el banco, "puede suponer un riesgo para la evolución futura de la competitividad de las empresas españolas". Según el informe, las remuneraciones medias vienen mostrado tasas superiores a la evolución de la inflación, que se ha transmitido a los costes salariales mediante las cláusulas de salvaguarda.

Además, advierte de que la inflación ha comenzado a mostrar una inflexión a la baja que, por el momento, no se ha reflejado en una moderación de los gastos de personal por trabajador. Malo de Molina descartó ayer que la economía española tenga problemas de productividad a causa de los precios, pero indicó que un diferencial "persistente" con la Unión Europea "puede conllevar problemas futuros de competitividad". Así, incidió en la necesidad de "profundizar" en la senda de reducción de ese diferencial de precios que en octubre pasado se situó en siete décimas.

El modelo de la productividad

Precisamente ayer, el director general del Servicio de Estudios del Banco de España alertaba sobre la "cierta tendencia alcista" en los gastos por trabajador que aportan las cláusulas de salvaguardia en un momento en el que la inflación comienza a moderarse, ya que trasladan el repunte de los precios a los salarios de forma "desfasada". En todo caso, y ante la "inflexión" a la baja iniciada por la inflación, el instituto emisor apunta que "cabe esperar unos incrementos de las remuneraciones medias más moderados".

Malo de Molina advierte, además, "ciertos síntomas de cansancio en el mercado laboral", dado que la generación de nuevos puestos de trabajo en las empresas no financieras ha pasado de tasas de crecimiento del 2,7% en el año 2001, al 1,6% en el 2002. En los primeros nueve meses de este año se observa una "reactivación", dado que aumenta a tasas del 0,8%, que superan el 0,2% contabilizado un año antes. El responsable del Banco de España explica que estos datos no son representativos del conjunto de la economía, ya que pertenecen a las compañías de mayor capitalización y con menor necesidad de generar empleo, pero sí suponen "un buen indicador" de hacia dónde van las empresas.

De cualquier forma, Malo de Molina considera que la economía debe pasar del modelo "intensivo" en la generación de empleo utilizado hasta ahora a otro que prime la productividad para soportar "los retos de competitividad que se abren en el futuro". Por ello, insistió en la necesidad de flexibilizar los mercados de bienes y servicios, profundizar en las reformas estructurales, potenciar la Investigación y Desarrollo (I+D) y encontrar un patrón especializado centrado en la industria de tecnologías. "La sostenibilidad dentro de la Unión Económica Monetaria de la economía -española- va a requerir unos incrementos de productividad más dinámicos de lo que hemos venido observando hasta ahora", manifestó.



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