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EXPANSIÓN - ECONOMÍA   

2 de junio de 2003    


“Las empresas invirtieron 10.000 millones de euros en 2002 gracias a las reformas”

C. Cuesta. Madrid

El Ministerio de Hacienda acaba de lanzar sus dos últimas reformas. El viernes pasado la Ley General Tributaria y la de Subvenciones pasaron ya por el Consejo de Ministros.


El secretario de Estado, Estanislao Rodríguez-Ponga, pese a recordar que “aún quedan cosas por hacer en esta legislatura”, sabe que ha cumplido con la gran mayoría de su agenda de trabajo. Y los resultados obtenidos son “más que satisfactorios”, según sus palabras. Rodríguez-Ponga recuerda que, pese a la crisis, España ha mantenido intacta su agenda de rebajas fiscales mientras que otros países, como Alemania, se han visto obligados a frenar las reducciones de impuestos.

Pregunta: ¿Se ha convertido la política fiscal en un arma contra la crisis?

Respuesta: La unión de las rebajas fiscales al mantenimiento del equilibrio presupuestario ha conseguido generar un círculo virtuoso en la economía española. La prueba es evidente: seguimos creciendo, por encima de la media de la Unión Europea y, además, ni hemos tenido que alterar los programas políticos previstos. Alemania o Francia han dado un ejemplo de lo importante que es afianzar este círculo virtuoso, y, de hecho, no porque lo hayan aplicado, sino por lo contrario. Porque han demostrado que no se puede alterar el rigor fiscal sin más y mantener la economía saneada.

P.: ¿La última rebaja del Impuesto sobre Sociedades forma parte de esta estrategia?

R.: Las distintas medidas fiscales que hemos adoptado han ido en la misma dirección. Pero en este caso concreto, la reforma del Impuesto sobre Sociedades que entró en vigor con el inicio de 2002, incluía una mejora que ha dado muy buen resultado. Se trata del sistema de deducciones aplicable a las plusvalías que las empresas deciden reinvertir. Solamente en el último ejercicio, y por las plusvalías acumuladas hasta ese ejercicio, las empresas reinvirtieron más de 10.000 millones de euros. Y eso les supuso una rebaja fiscal, puesto que no tributaron por esas plusvalías al 35%, sino al 18%, y también un beneficio para el Estado, que incrementó sus ingresos por esta causa. Este año hemos vuelto a mejorar este sistema rebajando el tipo de las plusvalías desde el 18% hasta el 15% y ya se ha empezado a percibir que el sistema sigue funcionando.

P.: ¿Qué aportará la nueva Ley General Tributaria en la lucha contra el fraude?

R.: El esquema de la Ley General Tributaria es doble. Por un lado, incentiva el pago voluntario, lo que queda claro incluso en los supuestos en los que el contribuyente ha sido sancionado. Si paga de forma voluntaria, la sanción se reduce por encima de un 50%. Y en el caso de los procedimientos de apremio [embargos], el recargo se puede reducir desde el 20% hasta el 5%. Y para el resto de las prácticas, en las que no se colabore, sino que se aprecie que hay intención de defraudar, el trato se hace más duro. Por ejemplo, se han incluido nuevos casos de responsabilidad como el de las empresas que utilizan subconbtratas. Para ellas, si esa compañía subcontratatada no es más que un utensilio para eludir a Hacienda, podrá llegar a responder, de forma subsidiaria, por las infracciones fiscales de sus subcontratadas. Y lo mismo ocurre con los socios que cierren negocios con el propósito de cortar en ellas la posibilidad de Hacienda de perseguir el fraude que tengan acumulado: las infracciones podrán perseguirse en la nueva empresa que creen esos socios.



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