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CINCO DÍAS - OPINIÓN   

16 de abril de 2003    


Salarios y costes laborales

J. Ignacio Pérez Infante

En los convenios colectivos suscritos a lo largo del año 2002 se negociaron inicialmente crecimientos salariales del 3,1%, cuatro décimas menos que en el año anterior. Ahora bien, como consecuencia de que la inflación de ese año, medida por el incremento del IPC de diciembre sobre diciembre, ascendió al 4%, el doble de lo previsto por el Gobierno (2%), las cláusulas de revisión salarial supusieron un aumento adicional de 7 décimas, con lo que el aumento final del incremento salarial pactado fue en el año 2002 del 3,8%, una décima más que en el ejercicio precedente.

Pese a ello, como el aumento del IPC fue superior al incremento final de los salarios acordados en los convenios colectivos, el poder adquisitivo de dichos salarios se redujo en dos décimas porcentuales, por lo que difícilmente es achacable a la negociación colectiva responsabilidad alguna en el repunte de la inflación en el año 2002: con datos de diciembre sobre diciembre, el IPC aumentó en ese año 1,3 puntos más que en 2001.

Por otra parte, hay que tener en cuenta que la importancia creciente de la inclusión de cláusulas de revisión o salvaguarda salarial para el caso de que la inflación final supere a la prevista inicialmente por el Gobierno (en el año 2002 el 75,2% de los trabajadores cubiertos por convenios tenían este tipo de cláusulas, mientras que en 1998 dicho porcentaje era de sólo el 48%) es consecuencia de la desconfianza de los agentes sociales en que se cumplan las previsiones oficial sobre la inflación, ya que desde 1999 estas previsiones se han desviado sistemática y notablemente del aumento final de los precios.

Como ha venido ocurriendo históricamente, el incremento de los salarios en los convenios de empresa (3,7%) ha sido inferior al de los salarios en los convenios de otro ámbito (3,9%), aunque en este último año la diferencia (dos décimas) ha sido muy inferior a la de años anteriores (siete décimas en el año 2001).

En cualquier caso, el menor crecimiento salarial en los convenios de empresa que en los sectoriales no es necesariamente síntoma, como mucha veces se señala, de que la negociación del primer tipo es menos inflacionista que la del segundo, puesto que existe una serie de motivos distintos a la propia naturaleza de cada ámbito de la negociación que pueden justificar esa diferencia, entre los que destacan el tamaño de las empresas en cada tipo de convenio.
 
Desde 1999 las previsiones sobre inflación se han desviado sistemática y notablemente del aumento final de los precios

 

En efecto, el tamaño de las empresas con convenio propio (alrededor de 300 trabajadores por empresa) es muy superior al de las empresas con convenio sectorial (en torno a siete trabajadores por empresa) y como el nivel salarial es muy inferior en las empresas pequeñas que en las grandes (según los datos del cuarto trimestre de 2002 del índice del coste laboral, el salario bruto mensual por persona es de 1.312,5, 1.686,1 y 1.976 euros, respectivamente, en las empresas de menos de 50 trabajadores, en las que tienen entre 50 y 199 y en las de 200 y más), ello podría explicar que para reducir esas diferencias, se alcancen aumentos salariales mayores en los convenios sectoriales que en los de empresa.

Además de este motivo, existen otras razones que pueden explicar los menores crecimientos salariales negociados en los convenios de empresa, como la importancia en estos convenios de las Administraciones y empresas públicas que siguen más estrictamente las recomendaciones oficiales que las empresas privadas, la mayor importancia que en los convenios de empresa tienen la negociación de complementos de prestaciones sociales y otras ayudas económicas, que pueden compensar los menores crecimientos salariales pactados, y la práctica más extendida en las grandes empresas de acordar crecimientos salariales para determinados trabajadores superiores a los del convenio.

Por su parte, según el índice de costes laborales, estadística que elabora el INE y que sustituyó en el año 2001 a la anterior encuesta de salarios, el coste salarial mensual por trabajador, equivalente al salario bruto que incluye la aportación de éste a la Seguridad Social y la retención por el IRPF, creció en el año 2002 el 3,9%, cuatro décimas más que en el año 2001, pero inferior en una décima al incremento en ese año del IPC de diciembre sobre diciembre.

Asimismo, el coste salarial mensual por hora trabajada aumentó en 2002 (4,1%) por encima del año precedente (3,8%): el mayor incremento del coste salarial por hora trabajada que por trabajador se explica por la reducción de la jornada efectivamente trabajada a lo largo del año.

La deriva o deslizamiento salarial, medida por la diferencia entre el crecimiento del coste salarial por trabajador y el incremento medio de los salarios negociados, que había sido negativa en los años anteriores (-6 décimas en 2001, si se considera la revisión salarial en el año en que se cobra, o sea, el siguiente al que se negocia), como consecuencia de que gran parte de la fuerte creación de empleo en esos años se concentró en contratos temporales de mujeres y jóvenes con salarios inferiores a la media de su actividad, lo que hacía que el aumento salarial efectivo fuese inferior al negociado, se convirtió en positiva en el año 2002 (seis décimas), lo que puede ser reflejo de la desaceleración del empleo en ese año (2% de aumento, frente al 3,7% en 2001 y el 5,5% en 2000) y, como consecuencia de ello, de la pérdida de importancia del señalado efecto de los nuevos empleos sobre el salario medio.

Si al coste salarial por trabajador se añaden los otros costes no salariales, como las cotizaciones empresariales a la Seguridad Social y otras percepciones no salariales, entre las que se incluyen las indemnizaciones por despido, se obtiene el coste laboral mensual por trabajador de los empresarios, que aumentó en 2002 el 4,4% (dos décimas más que el año anterior). Este concepto, el coste laboral por trabajador, es equivalente a la remuneración por asalariado de la Contabilidad Nacional que en el año 2002 creció algo menos, el 4%.

El mayor incremento del coste laboral en el pasado año que el del coste salarial por trabajador se debe al fuerte avance de los otros costes no salariales, el 6%, lo que significa a pesar del descenso de tres décimas respecto al año anterior, la importancia de estos componentes en el coste laboral total.

En resumen, tanto el salario negociado como el coste salarial y laboral por trabajador han mostrado en el año 2002 un suave repunte respecto al anterior, aunque este repunte es en todo caso inferior a la aceleración que se produce en el IPC, medido a través de la variación del IPC de diciembre sobre diciembre (del 2,7% al 4%). Como consecuencia de ello, el incremento salarial pactado en los convenios colectivos, incluidas las cláusulas de revisión salarial, y el del coste salarial por trabajador se han situado por debajo del correspondiente al IPC, por lo que en el año 2002 se ha producido un ligero descenso del poder adquisitivo de los trabajadores.



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