El estudio señala que la actividad de carácter irregular en España es, proporcionalmente, una de las mayores de la UE, por una cuantía que supera los 120.000 millones de euros y se concentra en la agricultura y la construcción.
La Comisión Europea cree que, lejos de haberse recortado el volumen de economía sumergida en España, se ha incrementado entre 1998 y 2000. Los últimos datos de la UE reflejan que frente a un dato de mercado oculto de un 15% del PIB en 1998, las actividades irregulares podían suponer en 2000 hasta un 22% del PIB, 120.000 millones de euros (veinte billones de pesetas)
Los datos españoles llaman la atención dentro del propio escenario de la UE. Pese a que el Ejecutivo comunitario reconoce que la economía no declarada ha avanzado de forma generalizada en el continente europeo, las estimaciones medias para los Quince Estados miembros oscilan entre un 14% mínimo y un 20% máximo. En 1998 esta horquilla oscilaba entre un 7% y un 19%.
La economía sumergida española se encuentra, de esta forma, en la misma banda que la que soportan Portugal o Bélgica. Los tres países ya se encontraban en 1998 compartiendo el mismo nivel, con un 15% y dos años después han visto aumentar su mercado oculto en siete puntos, según los datos recabados por los equipos de la Dirección General de Empleo de la Comisión Europea.
A la cabeza de esta clasificación y como país más afectado por el trabajo no declarado se encuentra Grecia, con una tasa del 30% del PIB. En el polo opuesto, el del país más saneado se sitúa Austria, con únicamente un 8%. Los principales motores de la UE Alemania y Francia, quedan en el centro de la tabla, ambos con un 10% de mercado negro, y Reino Unido, con un 13%.
Inmigración
Aunque la Comisión advierte en su propio estudio que la cuantificación de la economía no declarada es una tarea muy difícil, asegura que se han conseguido identificar con claridad los principales focos de dinero negro que sustentan estas actividades. En el caso de España, los dos sectores con mayor propensión son el agrícola y el de la construcción. En el caso del primero, el análisis destaca que "su propio tipo de actividad le hace especialmente atractivo para la contratación de inmigrantes no declarados".
En el segundo caso, además de que le afecta también la facilidad para encontrar mano de obra ilegal, la proporción de dinero negro se ha visto incrementada por la ola de compras de viviendas e inmuebles. Muy por debajo quedan otros sectores, entre los que destacan "el comercio al por menor, los servicios domésticos, la restauración, las reparaciones y las manufacturas". Las conclusiones revelan, sin embargo, un cambio importante respecto a épocas pasadas. En 2000, la principal razón que explica el alza del mercado negro es el fuerte incremento de la inmigración, que se emplea preferentemente en la agricultura y la construcción.
En el resto de sectores económicos habituales, como por ejemplo el comercio, se ha detectado una afloración de economía sumergida.
Al margen del gran foco de trabajadores ilegales, el perfil típico del español que oculta sus actividades profesionales es el de un autoempleado, en la mayoría de los casos joven, varón y que cuenta con experiencia profesional. Al igual que para el resto del mercado europeo, Bruselas destaca que "existen dos tipos de trabajo no declarado. El primero, el que se basa en actividades secundarias que realiza una persona con otro empleo regularizado y que no paga ni impuestos ni contribuciones sociales por este tipo de trabajos extra.
El segundo, el que consiste en trabajo oculto organizado, que no respeta en absoluto la legislación laboral". Aunque Bruselas advierte que este último, en el que se engloban a los trabajadores ilegales, es el más grave, explica que el primero, el de las pequeñas actividades extra, es habitual.
El informe de Bruselas alerta de los peligros que supone el crecimiento de un mercado oculto y subraya que el trabajo no declarado puede acabar generando "un circulo vicioso" que fuerce a elevar los impuestos para paliar el impago de algunos de los ciudadanos, lo que a su vez se convierte en un desincentivo a la salida de la economía sumergida.
Los datos recogidos por la UE a lo largo del año 2000 encajan con los últimos informes sobre afloramiento de dinero negro en España. Los datos del Banco de España han estado mostrando en los últimos meses de 2001 una caída cercana a un 8% mensual de la circulación de dinero en efectivo. Algunos analistas han señalado que pese a este dato el consumo no sólo no ha descendido sino que ha mostrado un comportamiento especialmente positivo al cierre del año, comportamiento que justifican únicamente por la posible salida de un colchón de dinero negro
El afloramiento de este dinero motivado por la entrada del euro y la desaparición de la peseta, estaría desempolvando gran parte de los ingresos acumulados en años anteriores en la economía sumergida.
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