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Expansión Directo - Economía
02 de abril de 2001


El IRPF y las cotizaciones sociales castigan más los sueldos entre cuatro y seis millones de pesetas

CARLOS CUESTA. | Madrid

Las empresas españolas siguen incluyendo entre sus quejas la brecha fiscal. Este dato, que representa el porcentaje del salario que no llega a las manos del empleado y que queda en la Administración, es proporcionalmente superior para los trabajadores que cobran anualmente entre cuatro y seis millones brutos que para los que llegan hasta los quince millones. Esta carga de impuestos y cotizaciones, que llega hasta el 44% de los costes totales de la empresa por trabajador, tiene una fuerte repercusión en el empleo.

La presión fiscal que soportan los puestos de trabajo sigue siendo una de las preocupaciones de las empresas. La radiografía española de este dato, que recoge la parte de todos los pagos que desembolsa una compañía por cada trabajador y que no acaban en manos del empleado sino que sirven para pagar las cotizaciones a la Seguridad Social y las retenciones del IRPF, refleja que los sueldos entre 4 y 6 millones de pesetas están proporcionalmente más castigados que los salarios comprendidos entre 7 y 14 ó entre 1 y 3. El colectivo agrupado entre 4 y 6 millones de renta anual reúne al 6,7% de los declarantes totales, mientras que todo el espectro recogido entre 7 y 14 se sitúa en menos de la mitad: el 3%. La horquilla entre 4 y 6 millones, de hecho, recoge a gran parte de los nuevos profesionales que contratan las empresas para labores técnicas y trabajos cualificados.

Los porcentajes pagados por las empresas en cada tramo de sueldo y para cada empleado calculados para contribuyentes sin hijos varían de forma notable. Por ejemplo, en el caso de un trabajador que cobre cinco millones brutos de pesetas en 2001, por cada 100 pesetas que pague este año la empresa, sólo llegarán a manos del empleado 56,53. Este mismo cálculo realizado sobre un trabajador de diez millones brutos, sin embargo, se eleva a 58,2 pesetas, con lo que el trabajador percibe un mayor porcentaje de lo que desembolsa su compañía.

Elevados costes laborales
La conclusión de esta realidad es que para que un empleado cobre realmente el sueldo de los cinco millones en salario neto, la empresa debe elevar su esfuerzo económico hasta nueve millones de pesetas al año; para pagar nueve millones reales, el coste de la empresa sube hasta 16 millones.

La brecha fiscal, sin embargo, ha experimentado una evolución positiva en los últimos años y se ha desplazado respecto a la imagen que mostraba antes de la reforma de la ley del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF). Hasta 1998, los tramos más castigados se situaban en zonas más bajas de sueldo y se centraban en los salarios entre tres y cinco millones, grupo de trabajadores aún más numeroso que el de 4 a 6 millones y que recoge a más del 11% de los declarantes totales del IRPF.

Este movimiento ha supuesto, en consecuencia, una buena noticia para las escalas de salario más bajas, principalmente hasta los cuatro millones de pesetas brutas anuales, donde se congregan el 89% de los contribuyentes del impuesto de la renta y que, además, alimenta de forma absolutamente predominante los sectores que demandan mano de obra de forma masiva y menos cualificada. En esta situación, por ejemplo, se encuentran gran parte de las cadenas de montaje y, con ello, la mayoría de los empleados de grandes fábricas. Para un trabajador de 2 millones, la brecha se sitúa en 2001 en el 36% y, para uno de 3 millones, el importe que no llega al empleado queda en el 39%.

Sin embargo, el traslado de la brecha hacia la situación actual se puede convertir en un obstáculo a otro perfil de profesionales completamente distintos. Las Cámaras de Comercio destacan que en este grupo se encuentran los trabajadores cualificados con cerca de dos años de experiencia y capaces de adaptarse sin dificultades a la Nueva Economía. Las cámaras subrayan que este tipo de profesionales son uno de los más importantes a la hora de crear nuevos negocios y, por lo tanto, de abordar la función de los emprendedores en la economía española.

Los responsables de las cámaras no dudan en destacar que el freno fiscal resulta muy gravoso en esta franja y reclaman al Gobierno una flexibilización del peso tributario en esta banda como condición para el relanzamiento definitivo de las pymes, tal y como se ha comprometido el Gobierno a regular a través del futuro estatuto de la micropyme.



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